Dossier Táctico: Gimnasia (La Plata) 1 – Estudiantes (La Plata) 3

Por la tercera fecha del Torneo de Primera División 2015 se reeditó el clásico platense en el Bosque. Gimnasia arrastrando una sequía de cinco años sin vencer a su acérrimo rival, y Estudiantes en medio de una seguidilla de partidos en los cuales Mauricio Pellegrino no efectuó grandes rotaciones. El encuentro fue muy estudiado en la primera mitad, y vertiginoso en la segunda, con victoria Pincharrata.

Troglio contó con dos variantes obligadas respecto del partido previo ante San Martín en San Juan: Coronel y Roberto Brum ingresaron por el suspendido Oliver Benítez y el lesionado Omar Pouso, respectivamente. El dibujo fue su 4-4-2 clásico con mucha presión e intensidad. Jorge Rojas y Javier Mendoza se repartieron las bandas en el mediocampo, mientras que el uruguayo Brum fue el volante de contención, con su compatriota Álvaro Fernández algo más liberado. Arriba, se ubicaron Meza como mediapunta y Pablo Vegetti como centrodelantero de área.

Estudiantes mantiene una base de hombres que afronta la doble competencia sin mucho descanso. Sebastián Domínguez se esguinzó ante Godoy Cruz y fue reemplazado por Schunke. Pellegrino plantó un 4-4-2 con Aguirregaray y Álvaro Pereira en los laterales. Damonte y Leonardo Gil fueron los volantes centrales, con Auzqui a su derecha. Juan Manuel Sánchez Miño disputó su primer encuentro como mediocampista por izquierda, como lo hacía en Boca Juniors. La delantera habitual se la repartieron Carrillo y Cerutti.

Formaciones iniciales

El compromiso comenzó con Gimnasia tomando la iniciativa y Estudiantes replegado para jugar al contragolpe, dentro de un contexto donde tardaron varios minutos en estudiarse y en disminuir su imprecisión en los pases. El Lobo buscaba siempre a Vegetti como referencia de ataque y fue quien gestó casi todos sus avances, incluso a partir de envíos en largo de Barsottini y especialmente Coronel. Gimnasia se repitió en esta fórmula de manera consistente. Vegetti se movió alternadamente por todo el frente de ataque, obligando a Schunke o a Desábato a salir a tomarlos por vía aérea. Las opciones solían ser dos: Peinar o habilitar a Meza quien efectuaba diagonales aprovechando la salida del central correspondiente; o principalmente pivotear y descargar en Álvaro Fernández. El uruguayo se ubicaba siempre cerca de Vegetti, ofreciéndose como opción de pase para recibir y allí abrir juego, sobre todo a la izquierda.

Saliendo desde el fondo, era Brum el volante central retrasado encargado de efectuar los relevos y abrir el juego con Lucas Licht, el de mayor proyección de los laterales. Allí se buscaban triangulaciones con Mendoza para permitir el desborde del volante, o bien que Mendoza se cierre y Licht quede con vía libre para centrar a Vegetti. Gimnasia suele agrupar a sus 3 volantes de ataque, cerrándolos, por lo que Álvaro Fernández siempre merodeaba la zona, mientras que Meza bajaba y subía mostrándose como descarga para tocar y reanudar con un pique al área. Jorge Rojas (de deslucido papel), cuando no se sumaba en búsqueda del centro desde la izquierda, se colocaba cerca del semicírculo del área. Los avances por derecha, en cambio, se efectuaban con el tándem Oreja y Rojas, pero no con la búsqueda de desbordar en línea de fondo sino de centrar en 3/4, de empalar el balón por sobre la defensa en dirección a ambos puntas, o de retornar el juego con Brum para cambiar de frente.

Con este panorama, Estudiantes esperaba abroquelado 4-4-2, con Damonte siempre cerca de Álvaro Fernández, y Gil custodiando en las cercanías, pero encargado de salir a la presión de Brum. Auzqui tenía la clara misión de detener los avances de Licht o cerrarse cuando Mendoza también lo hiciese, y Aguirregaray se mostró presto para auxiliarlo, saliendo a presionar bien arriba. Sánchez Miño se encargaba, con menos oficio, de Rojas, lo que obligaba a Álvaro Pereira a hacer lo propio, con cierta inclinación al juego brusco. Además, de ser necesario, Cerutti podía ocasionalmente retroceder e iniciar el bloqueo a Oreja. Los centrales se turnaban para salir a tomar por aire a Vegetti, con resultado dispar a pesar de su buen rendimiento dada la gran tarde del 9 tripero.

Gimnasia, aún con la iniciativa, carecía de opciones de gol. En la primera media hora, tan solo un remate mordido de Mendoza que controló Hilario Navarro. Álvaro Fernández se mostraba irresoluto para generar juego, y el partido de dependía exclusivamente de la voluntad y oficio de Vegetti. Estudiantes era sólido y confiable en el orden defensivo y en poder neutralizar al rival, pero era muy pobre a la hora del contragolpe: no podía salir y era enseguida atosigado por uno de los equipos de mayor rigor en el marcaje del fútbol local. El Lobo apenas pierde el balón presiona por la espalda a quien recibe la pelota. Brum comenzó a destacarse en ello, y principalmente a la hora de quedar liberado para gestar la distribución inicial del balón: Si bien no se transformó en oportunidades, Brum solía estar libre en la salida. Los delanteros no bajaban, y Gil salía a presionarlo cuando ya tenía el balón en sus pies, obligándolo al desgaste de moverse verticalmente en forma reiterada.

Ello se tradujo en un Estudiantes perdido y sin chances de desplegar su lado ofensivo. Apenas se vislumbró el intento de salir con toque de Damonte hacia Gil para que abra la cancha con Sánchez Miño por izquierda (y así jugar con Cerutti o Carrillo a las espaldas de Oreja), o con Auzqui por derecha para que desborde y centre. El Pincha rifaba mucho el balón y abusó del envío en largo, sobre todo de Pereira, en busca de Carrillo o algún pique de Cerutti. Sánchez Miño en particular se veía embarullado por la presión tripera y, buscando liberarse, se trasladaba hacia el centro en posición de 10, sin éxito. Aún se lo nota mermado en su preparación física, además

Aquí es donde Pellegrino tuerce el partido con una decisión táctica: Cambia el dibujo a un 4-2-3-1. Sánchez Miño fue colocado como enlace detrás de Carrillo, mientras que Cerutti, el que previamente se movió interesantemente por todo el frente de ataque sin respetar un sector en particular, ahora fue encasillado a la punta izquierda. A Gimnasia ello le incomodó. Defensivamente las marcas estaban bien tomadas con el esquema anterior, permitiendo un adelantamiento constante de Oreja y de Licht para enfrentarse a los volantes externos de Estudiantes. Brum lidiaba con Gil y auxiliaba a Oreja en la marca de Sánchez Miño, mientras que Álvaro Fernández se encargaba de Damonte. Barsottini o Coronel lidiaban con Carrillo, y Cerutti era tomado de dos formas: Si arrancaba en velocidad de contragolpe, por el lateral y el central del sector; si se hallaba en el otro extremo de la acción, por el central y el lateral que quedaban libres de marca.

Y ofensivamente, Estudiantes pudo emparejar de cierta forma el partido. Brum dejó de estar tan libre con la presencia de Sánchez Miño, entorpeciendo la iniciación rival, y el dúo de Damonte y Gil podía recuperar sin necesidad de tanto despliegue. Cerutti, por su parte, ofrecía un mejor ida y vuelta que el ex Boca por la banda. Entonces, el Lobo se concentró en sus envíos en largo. Con el balón en sus pies, el Pincha tenía un hombre liberado: Brum ahora debía quedarse con Sánchez Miño. Uno de los volantes defensivos se quedaba sin marca (el otro tomado por Álvaro Fernández), por lo que Rojas debía cerrarse para auxiliar. Ahí se descargaba en Pereira quien contaba con algunos metros para avanzar y progresar tocando con Sánchez Miño y Cerutti hasta desbordar, o para buscar en largo al propio Cerutti o a Carrillo en el mano a mano con Barsottini. Por esa vía llegó Estudiantes de jugada cuando Carrillo descargó en Sánchez Miño y Auzqui remató a las manos de Yaír Bonnin. Y desde allí Cerutti fue obteniendo faltas que permitieron el fuerte del León en esa primera parte: La pelota detenida. Dos envíos de Gil derivaron en cabezazos de Damonte desviado, y de Desábato que con inconvenientes el arquero desvía al córner. De ese tiro de esquina impulsado por Cerutti, Gimnasia perdería nuevamente en el terreno aéreo: Schunke, quien inicia la jugada preparada casi dentro del arco, primereó a Álvaro Fernández y estampó el 1-0 de cabeza.

Resultado quizás injusto si analizamos el dominio territorial y los inconvenientes de Estudiantes para generar fútbol. Incluso Gimnasia previo al gol lo tuvo con un centro de Mendoza para una espectacular chilena de Pablo Vegetti que desvía Navarro en una notable intervención. Sin embargo, el enroque táctico de Pellegrino le generó un momento de duda al rival y en esos 10 minutos de ajuste, logró acomodarse y hasta desnivelar. El Lobo terminó la primera mitad sintiendo el impacto y repartiendo más la posesión del balón, sin saber reajustarse a los cambios.

Y rápidamente quedó demostrado que no se ajustó tras el descanso, porque la misma jugada (apertura al libre Pereira, envío largo a Cerutti y centro a Carrillo) derivó en un 2-0 que cayó como un mazazo en el alma tripera. Estudiantes no genera muchas opciones aún, pero tiene dos delanteros en un nivel excepcional y que, además de entenderse como dupla, juegan mucho de primera para anticipar al rival. Así Cerutti madrugó a Oreja y Barsottini, y así Carrillo se deshace del esfuerzo de Coronel y la volada de Bonnin.

Troglio hace ingresar a Nicolás Mazzola por el deslucido Rojas, pasando a jugar con dos delanteros de área. Meza, por su parte, se ubicó de volante derecho. El resultado fue inmediato desde lo anímico: Gimnasia, empujando sobre la banda izquierda, lo llenó de centros y córners en 3 minutos al Pincha: Primero Barsottini desviado. Luego, Navarro descuelga mal y Licht remata a su pecho. Y finalmente, Mendoza asiste desde la esquina a Vegetti quien, tras ganarle a Schunke, cabecea a un palo para poner rápidamente el 1-2.

A partir de allí el encuentro se le hizo físicamente cuesta arriba a Estudiantes, que pareció carente de piernas. Pellegrino introdujo a Román Martínez por un extenuado Sánchez Miño para ocupar el mismo rol. Pero los problemas defensivos se incrementaron: Gimnasia soltó definitivamente a Licht, quien descargaba en Mendoza. El volante zurdo comenzó a superar en traslado y desborde una y otra vez a Aguirregaray y Auzqui (ambos de importante sacrificio táctico pero regular desempeño). Optó por centrar él directo, por triangular con Álvaro Fernández, o por volver hacia atrás para que envíe Licht. En el área, al sumarse Mazzola, ambos centrales pinchas tenían su marca asignada, y encima se colaban Fernández por el centro y Meza por detrás de Pereira. Gimnasia no mermó en los envíos en largo, pero fueron infructuosos: Mazzola se mostró muy propenso al foul cuando ello ocurrió, y tanto Damonte como Gil retrocedían para colocarse delante del atacante de turno para anticipar el cabezazo.

Lo tuvo Vegetti de mediavuelta con pase de Álvaro Fernández. Luego Mazzola peina un envío de Mendoza y Meza, tras ganarle a Pereira, se lleva el balón por delante y no logra definir. Y finalmente Licht, en uno de los aislados cambios de frente a la punta derecha poco buscada por el Lobo, encuentra a Meza quien, tras desbordar a Pereira, obliga a Hilario Navarro a intervenir con una atajada. Gimnasia arrinconaba y vulneraba a Estudiantes, y el estadio hervía. La sobrecarga de hombres de ataque le hacía perder el hasta aquí eficiente juego aéreo, y mostraba flaquezas para contener los arrebatos de Mendoza.

Pellegrino acusó recibo y colocó a Leonardo Jara por el desgastado y sobrepasado Auzqui. Gimnasia reemplazó a Brum por Ignacio Fernández, armando un mediocampo completamente ofensivo: Ignacio era el más relegado, pero Álvaro se retrasó unos metros y ya no fue un enganche sino más bien un iniciador de jugadas. Ambos Fernández sabían de la necesidad de suplir el sacrificio que aportaba Brum, y se relevaban mutuamente cuando el otro incursionaba en ataque. Estudiantes demostró que la carta de Pereira (quien en esos primeros 20 minutos del segundo tiempo se soltó más) seguía siendo ganadora a pesar de reiterarse: Una triangulación con Román Martínez deriva en un centro y posterior volea de Cerutti amortiguada por el cuerpo de Coronel.

Pero rápidamente Jara se hace expulsar de forma incomprensible a los 5 minutos de haber ingresado, por bajar desde atrás al exigente Mendoza. Con 10 el Pincha, se plantó 4-4-1. Cerutti se vio obligado a desplazarse a la punta derecha, mientras que Román Martínez se volcó hacia la izquierda, con un rápido auxilio de Gil en caso de requerirse. De esta forma, si avanzaba Meza, Gil en ocasiones salía del centro a la izquierda y Martínez lo relevaba en el doble 5.

Gimnasia siguió insistiendo por el flanco zurdo, casi obcecadamente. Cada vez la opción de Meza por derecha era más aislada. Troglio efectuó su última sustitución con Antonio Medina reemplazando a Oreja, y parando un elástico 3-4-1-2 sin lateral derecho definido. Meza se retrasaba de ser necesario pero era claramente volante, con los Fernández en el centro y Mendoza por izquierda. Medina fue una especie de enlace volcado de la derecha al medio, y arriba ambos delanteros. Estudiantes contrarrestó con el retiro del lesionado Carrillo (de muy buen encuentro), ingresando Mauricio Rosales. Pellegrino cambió nuevamente esquema al ver cómo vulneraban a Estudiantes en el juego aéreo: 5-3-1. Schunke, Desábato y Álvaro Pereira como centrales, con Aguirregaray y Rosales en los carriles. Damonte como volante central, con Gil a su derecha y Martínez a su izquierda. Arriba, el solitario Cerutti, encargado de presionar la salida rival y replegarse.

El plan dio resultado nuevamente. El impacto que tuvo Gimnasia, mermó. Se reiteró en centros que comenzaron a neutralizar más asiduamente los centrales y Pereira, mientras que Rosales era el encargado de Meza. Gil, de buena performance, pudo auxiliar más a Aguirregaray en las escaladas de Licht y Mendoza. El ingreso de Medina, si bien comprensible por las circunstancias del partido, terminó trayendo más confusión al haber numerosos hombres de ataque que se volcaban hacia el sector izquierdo, congestionando la zona: Medina iniciaba los avances como 10 pero se inclinaba a buscar el balón. El nerviosismo, además, hizo que Barsottini se colocara como un centrodelantero más, cargando de gente el área. La punta derecha del ataque casi no era utilizada y Gimnasia defendía con dos hombres básicamente: o los dos centrales, o un central y uno de los Fernández. Licht, asimismo, fue perdiendo precisión en sus envíos y el Lobo se fue deshilachando.

Para coronar esta nueva realidad en el encuentro, Cerutti logra escapar en cortada la marca de los centrales, y es derribado por Medina, volante ofensivo, en la clara demostración que la anarquía se apoderó de Gimnasia los minutos finales. Cerutti lo cambió por gol, y solo quedó tiempo para que el nervioso y errático Coronel, quien continuamente provocó y buscó a los delanteros rivales, se fuera expulsado por agresión a Gil.

Formaciones finales tras las sustituciones y previa expulsión de Coronel

Gimnasia pudo y hasta mereció empatarlo por momentos. Con más empuje que fútbol, pero con buena gestación por su banda izquierda de Licht y Mendoza, puso en problemas a Estudiantes. El partido de Vegetti fue realmente bueno, autoabasteciéndose por momentos y aplicando el manual del 9 de área en la cancha. Sin embargo, hubo varios rendimientos bajos (el arquero Bonnin, Barsottini, Coronel, Álvaro Fernández, Mazzola), prácticamente no empleó su flanco derecho, y es grave que le generen pocas opciones pero que éstas sean claras y la zaga no sepa resolverlas.

Estudiantes es un equipo serio con mucho orden y con un entrenador que demostró su capacidad para adaptarse a circunstancias desfavorables. Genera poco fútbol en volumen aún, sin embargo, y es algo a corregir, pero el excelente momento de sus dos puntas sirve para ser incisivos en sus pocos avances. Gran nivel de Hilario Navarro, sobria actuación de los zagueros y buen rendimiento de sus dos volantes de contención, con mucho despliegue y orden táctico. Además, tiene una buena cantidad de jugadores (Cerutti, Gil o Pereira, por ejemplo) que se adaptó perfecto a los cambios posicionales constantes durante el encuentro, algo que no solo es útil sino que denota madurez en el entendimiento del deporte. Es candidato a pelear el torneo e intentar animar la Copa Libertadores.