Coming Attractions (?) – La pirámide invertida

Buenas. Vuelven los libros a esta sección, esta vez con uno de tácticas.

Y sí. Ya hicimos uno de personajes, otro de historia, y ahora uno también de historia, pero de las tácticas.

El tipo que lo escribe es un tal Jonathan Wilson, inglés de nacimiento y pirata por elección. Es un periosida bastante acomodado, escribe en The Guardian, Bleacher Report, 4-4-2 -una web inglesa tipo Playfútbol y que le afanó el nombre a la sección del diario Perfil (?)- y es editor de una especie de Un Caño -pero bien hecho, obvio- llamado Blizzard -no, no son los que hacen los Warcraft y los Diablo, giles (?)-. El libro que reseñamos fue su tercer libro, el mas conocido -y premiado-, a los que siguieron otros sobre Brian Clough, el arquero como tipo -disponible aquí– y uno del año pasado sobre fútbol argentino (!).

Una vez hecha la presentación de rigor, vayamos al libro que nos ocupa. Como ocurrió con otros, dividiremos la reseña en puntos positivos y negativos.

Lo positivo

– El enfoque holista, por decirlo de alguna manera, con el que el autor encara el tema. La intención, algo hobsbawmiana (!), de intentar una historia total de la táctica, no sólo en el tiempo sino también en el espacio -es decir, no acotándose a Europa, y ni siquiera a Europa Occidental- lo hace interesante y ameno.

– Se nota buena intención y predisposición a laburar, aún cuando la investigación no presente fuentes -es periodista, era demasiado pedirle un aparato bibliográfico (?), aunque para la próxima podrían poner un índice al texto-.

– En general, salvo quizás los últimos dos capítulos -que son más de discusión contemporánea, sirviendo el último como conclusión-, se acopla bastante bien a su plan de trabajo, que sale mucho mejor durante los primeros ocho / nueve capítulos del libro -es decir, hasta prácticamente la mitad del libro-.

– También en general, el libro se lee fácil -a mí, salvo un capítulo (15) donde se enzarza algo excesivamente con un grupo de pseudoestadísticos ingleses (al menos, para quien no está empapado en ciertas cuestiones de allá, le resulta un diletantismo innecesario)-.

– Por último, destaco ciertas ideas comparativas -me animo a decir que, así planteadas, hay cierto punto de contacto entre la cerrazón inglesa (que el autor critica) y la formación y desarrollo del romanticismo de la nuestra en Argentina (aunque aquí, tal vez, se note cierta poca fiabilidad de los medios e informes utilizados)-. La cobertura de lo ocurrido del lado soviético -a lo que le dedica una nada despreciable atención y un lugar de importancia (algo lógico, si uno considera que su primer libro fue justamente sobre el otro lado de la Cortina de Hierro)- y la reflexión sobre el Brasil del 70, también son puntos altos en el desarrollo del libro.

Lo negativo

Claro, si este gol lo hacía un equipo de Helenio Herrera todavía estás llorando, caradura…

– El enfoque holista, sobre todo a partir de la segunda mitad -lo cual, quizás, puede ser atenuado por un proceso globalizador del que el autor no parece tomar nota-, queda un poco deshilachado, sobre todo porque no parece haber un hilo conductor que favorezca el recorrido planteado por el libro. De hecho, algunas veces el autor insiste, con una pizca de orgullo imperialista (?), en buscar el inglés primigenio que saldría en la historia de cada país -algo que le salía pasable hasta los años 40 del pasado siglo, pero que luego se volvería entre jocoso y torpe (es el caso del fútbol holandés)-. No, maestro, a esta altura ya parecés propaganda del Carlo (?).

– Este orgullo UnionJackista -ojo, no es un chovinismo grosero, pero se nota a pesar de cierta elegancia- se exhibe fuerte en dos momentos. El primero es en no reconocer lo extrañeza arbitral de los cuartos del Mundial de 1966. El segundo, que nos introduce en el siguiente punto, es cuando ese orgullito se desata en la victoria del Celtic en la Copa Europea de 1967. Por momentos, casi que parece Latorre eyaculando post final del Mundial 2010 o post cada partido victorioso del Barcelona…

– Y eso nos lleva al siguiente punto, que es su postura ideológica -por llamarla de algún modo- sobre el juego. Si bien, al lado de un Pagani o un ex de Zulemita, casi que es un pragmático; al final termina estando mas cerca de una admiración por el fútbol que le gusta a la gente -aunque el acta de defunción al enganche que firma en el anteúltimo capítulo lo pondría en una fatwa futbolera para ciertos sectores- bastante clara. Como botón de muestra, baste observar la manera de basurear al catenaccio y de empeñarse en descubrir sus presuntos amaños arbitrales -algo que, justamente, contrasta con su actitud en el mundial casualmente (?) ganado por Inglaterra-.

– Por último, queda en un cono de sombras cierta elección de fuentes y testimonios, que al menos para el caso nacional, parecen algo insuficientes.

En fin, en un nicho donde se plaga de libros de autoayuda futbolera, de choreo sobre la estrella de turno, de biografías al uso y de otros usos de vuelo corto, resulta una propuesta piola. Como siempre digo, no exijo mas de una lectura veraniega, pero está bien. Aunque obvio, si uno quiere presente, hay que hacerle caso a Jota y pegarse una vuelta por acá -donde por cierto, se recomienda este libro-.

Título: La Pirámide Invertida. Historia de la táctica en el fútbol.
Autor: Jonathan Wilson.
Editorial: Debate.
Puntaje: 7 / 10 Rolas.

Tá luego muchachos…