Argentina Primer Mundo (?) – Equipo Final

Y sí, ya era hora de dejar de robar con estos posts. Ahora sí, el final de la sección, correctamente ilustrada por la gente de Paladar Negro.

Suerte (?).

Demás está decir que esta década arrancaba optimista, a pesar de que cierto patilludo que llegó al poder prometiendo el salariazo y la revolución productiva no parecía controlar la inflación. Pero bueno, eso se pudo solucionar con una insignificante ley,
por la cual ARGENTINA VOLVIÓ A TENER PESO (?). En el fútbol, si bien el mundial de 1990 nos había dejado a las puertas de la gloria, todavía podíamos mirar el futuro con optimismo. Y encima, para reemplazar a Bilardo pusimos al Coco, que ganó la Copa
América de 1991 con una política de COMPRE NACIONAL (?): un plantel fundamentalmente formado con jugadores del medio local.

En el fútbol criollo, River ganaba algún título local con un ex jugador como Daniel Passarella, Newells confirmaba su buen cierre de la pasada década con un título en la Bombonera, y Boca se sacaba de encima una década de desastres -apenas paliados por la Supercopa de 1989- con la obtención del torneo de 1992. El Rojo empezaba la transición, el Cuervo empezaba a reasegurarse en la Primera, y Racing… bueno, era Racing (?). Pero en poco tiempo aparecería otro actor de manera inesperada…

Como veníamos diciendo, aparecería otro actor en la conversación. No debería haber llamado la atención, ya que veníamos de Ferro y Argentinos en los ochenta, pero de golpe apareció Vélez llevándose un torneo local en 1993. Pero lo que parecía pasajero era cosa seria en 1994, cuando le ganó la Libertadores al San Pablo de Telé Santana, y encima le ganó la Intercontinental al Milan, que venía de sopapear tupido al mejor Barcelona pre Guardiola, el dirigido por Johan Cruyff…

Al mismo tiempo, el ciclo de Basile que parecía arrancar manteniendo en alto la cosecha anterior, empezaba a desinflarse. Primero, ganando una Copa deslucida en Ecuador. Después, el tan cacareado invicto de 33 partidos se derrumbó sin paliativos en Barranquilla. Y de yapa, la VERGUENZA que nos dejaba en un repechaje. Ahí, la montaña rusa, donde pasamos de obtener la clasificación, la vuelta de Maradona, las gorritas y la mar en coche con las victorias ante Grecia y Nigeria, a la enfermera, las piernas cortadas, la derrota ante Bulgaria y la eliminación ante Rumania. Encima, Brasil se sacaba la sal de veinticuatro años llevándose una final aburridísima; en la que pecheó Colombia, Italia tironeó, Alemania empezaba a pedir el recambio, y las sorpresas eran Bulgaria, Rumania y Suecia. Ah, y EEUU daba la nota con Lalas y una camiseta horrenda (?).

Terminaba el sueño de 1994. Y, como tanto el tilinguismo como el cualquierismo no son novedad, había que cambiar de aires. Se contrató MANO DURA, se contrató a Passarella. Digamos que tuvo mas suerte que Rico como Ministro de Seguridad de Buenos Aires, y punto (?). Ná, diremos que tuvo que armar la transición EXITOSA que conocemos, que disputó dos Copas América –ambas desastrosas– y que, si bien clasificó relativamente tranquilo al Mundial, supo dejar sus buenas dudas por el camino.

Mientras tanto, su segundo al mando hizo lo que él no pudo: salir campeón invicto y ganarle a Boca (?). Y encima, el Camporita que quedó después, terminó ganando la Copa Libertadores, la Supercopa y un trébol de títulos locales…

Caloi en su tinta, y Calamares con Espina (?).

Además, Vélez seguía demostrando que sería animador de la década, metiendo títulos internacionales y algún local con un entrenador que tomaría un lugar aún mas relevante al final de la década. Boca, pasando de Alegre y Heller a un ex secuestrado, se dedicaba a elegir entrenadores con alguna propaganda del Gran DT. Mientras tanto, Maradona -después de un brevísimo paso por Newells– volvería a Boca para terminar su carrera. Goles, victorias en superclásicos, besos, penales atajados, quilombos, rumores y giras chinas… todo menos títulos. San Lorenzo dejaría el alquiler y estrenaría un bulín provisorio, al tiempo que se sacaría la mufa y volvería a gritar campeón, iniciando la intromisión de cierto exitoso conductor que prometía ir a Luján para festejar el título. ¿El Rojo? Título local contra Huracán en la última fecha y un par de Supercopas…

Al tiempo, la selección llegaba al mundial de los estadios normales y las aperturas aburridas con muñecos gigantes (?), con poco favoritismo. Y no decepcionó. O, mejor dicho, hizo lo que se esperaba: ganó un grupo fácil -con Japón, Jamaica, y Tamarindo una Croacia que sería, a la postre, la revelación del torneo-; pasó angustiosamente ante Inglaterra -todavía Ayala está corriendo a Owen (?)-, con picardía (?), con J*gger alentando y con Lechuga en penales. Después, tocaría caer con la Holanda de Hiddink, cortesía del palo de Bati, la invitación tradicional al baile (?) de Ortega a Van der Sar, la calidad de Bergkamp para boludear a los centrales…

Mientras tanto, volvería al fútbol nacional alguien. No el héroe que necesitamos, pero sí el que este país deshonesssto merece (?). Volvió ganando un título local con Vélez. Y tomaría la selección después de 1998.

Hablando de Vélez (?), el entrenador que lo haría ganar todo volvería al fútbol argentino, después de un implacentero paso por la Serie A. Así como Roger Myers seguía la cadena alimenticia para crear a Poochie (?), el presidente de Boca Mauricio Macri seguiría cierta propaganda del Gran DT. Bilardo primero, Veira después, Bianchi ahora. No hace falta explicar demasiado las consecuencias, baste señalar que para fines de nuestro período, Boca no sólo había vuelto a gritar campeón en las lides de cabotaje locales, sino que encima lograría bicampeonato, un récord grupal -rompiendo el invicto del Racing de José- y uno individual -el del platinado Martín Palermo como máximo goleador de los torneos cortos-.

Como hemos visto, la elección de jugadores para ciertos puestos -al menos, si nos atenemos a ciertos criterios– es compleja, al ser menos definida en ciertos puestos, y mas fluctuante en otros. Los noventa fueron una década de contrastes, como Libia según Bart (?). Época de plata dulce, comprar lo que pasara por Sudamérica, y hasta mediados de la década, hasta se podían conservar planteles y traer figuras o gente de experiencia sin que sea sólo por la lástima o el amor a la camiseta. Menem lo hizo (?).

Irónicamente (?), la década se polarizó: la estrella fulgurante de Independiente en los ochenta se fue apagando lentamente -a muchísima menor escala, algo parecido ocurriría con Newells-, Boca no volvería con plenitud a su era de éxitos hasta fines de la década, y Vélez concentraría el suceso de los Ferro, Argentinos y Central en la década anterior. De este modo, el cuadro de Liniers y River serían los dominadores de la década.

Anteriormente, decíamos que ciertas condiciones favorables a la compraventa y mantenimiento de planteles, eran plausibles hasta la mitad de esta década.

Y lo decíamos por este incidente, que cambiaría el mercado. Si bien no observaríamos inmediatamente sus consecuencias -a nivel europeo, todavía tomaría tiempo el alza de los derechos televisivos y el mayor poder de los activos mediáticos-, el suceso terminaría comenzando a desequilibrar aún mas un mercado futbolístico ya claramente desigual -potenciado por lo que, en las clases de secundaria otros ámbitos denominamos con el vaporoso nombre de “globalización”-.

En fín, ese sería uno de los motivos por los cuales uno de los criterios utilizados para esta sección -la cantidad de temporadas- sería casi utópico de repetir para períodos mas recientes. Si bien eso no impidió que se mantuviera cierta paridad intercontinental -al menos en el torneo que llevó tal nombre-, lo cierto es que cada vez más empezamos a ver como hazaña a las victorias de los equipos sudamericanos.

En general, no parece haber sido una década destacable por modificaciones tácticas, al menos en el ámbito local. Este aserto se comprueba (?) con esta lista: ninguno de los candidatos -salvo, quizás, uno- se caracterizó por ser un innovador o un GENIO TÁTICO (?). Su manera de plantar equipos no era algo particularmente novedosa, sino que se terminaron destacando por ciertos toques particulares y, sobre todo, por sus éxitos -o por su vigencia-.

Me parece que acá terminamos con el temita de los noventa. Si la quieren seguir, no dejen de votar en las presidenciales (?).

Y bueno, todo concluye al fín. Unas últimas palabras sobre el criterio para los suplentes.

Se eligieron entre los segundos puestos de cada post. Dentro de cada sector, se priorizaron los mejores segundos, dado que, para mantener la lógica de época, no se podían poner otros once jugadores en el banco. Por último, al que obtuvo el segundo puesto entre los DTs, se lo conminó al puesto de ayudante de campo del DT ganador. Así, el banco de suplentes quedó conformado por: un arquero, un defensor, dos mediocampistas y dos delanteros.

Ahora, sin más demora, el plantel completo. Gracias a QQ por el espacio y la sugerencia final, a toda la gente de Paladar Negro por el laburito final, y a todos los posteadores y comentaristas que se engancharon un toque con la idea y le terminaron de dar forma con las sugerencias y los comentarios. Demás está decir que cualquier cagada corre por cuenta de quien firmó las sucesivas entregas de esta sección.

Nos seguiremos viendo con los posts de Coming Attractions, los Reporters, algún que que otro comentario en posts, o algún otro posteo que pinte hacer mientras se me ocurre otra sección con la que chorear. Tá luego.

El equipo de los 90 (por Paladar Negro)