Orteada

En un partido de dos mundos, el Barcelona ganó por 3-0 a River en la final del Mundial de Clubes Japón 2015. ¿Los goles? Messi el primero y dos de la mascota de Turanga Leela (?). ¿El resumen? Por acá, che.

Como se dijo en la previa, este era el partido entre quienes lo esperaron seis meses, y aquellos que se lo encontraron entre medio del calendario de Liga y Champions League. Y lo ganaron, obviamente, los que lo tenían en medio de su travesía.

Una de las cosas positivas del resultado, para quien esto escribe, es que cualquier valoración positiva -por mínima que sea- del partido del caído no será -y no debe ser- tomado como una declaración de derrota digna o esa clase de chamuyos usados en este y otros deportes. Ahora sí, me dejo de joder y voy al resumen.

Los 11 iniciales de River.

Ambos partidos, aún con sus modificaciones nominales -menores en el caso de River (Viudez por Pisculichi), máximas en el caso del equipo catalán (Messi y Neymar por Munir y Sergi Tormento, créditos al Yoyega Roberto)-, salieron a jugar tal como se esperaba. Misma disposición táctica, y en general mismo desempeño y postura que en los últimos tiempos.

Arrancó River parecido al partido con el Sanfreece, arrancó Barcelona parecido al partido con los chinos del Guangzhou. Con una pequeña diferencia: en el caso de River el intento saludable de presionar alto, mostrar actitud ofensiva apreciable -en este caso, enfatizando en las bandas, algo que viene haciendo desde la reconstrucción ofensiva del equipo (es decir, la compra de Alario) y que suele dejar a Mora algo desconectado-; duró la friolera de siete minutos (!). En el caso del Barcelona, pareció arrancar algo dormido, y aún cuando pudo acomodarse a su gusto, hasta la llegada del gol, a los 35 minutos -cuatro antes que al Evergrande, para los puntillosos (?)- no parecía del todo cómodo. Pero, antes de detenernos en el gol, algunas consideraciones.

Decimos que esos arranques similares hasta la apertura del marcador, habían generado cierta sensación de paridad, por dos motivos. Por el lado de River, porque en comparación con el juego mostrado durante el segundo semestre en general, venía haciendo un partido correcto -y decimos correcto porque, salvo un par de tiros externos de Alario y Mora, cómodamente detenidos por Bravo, no inquietó al arco blaugrana (ni siquiera aún disponiendo de corners, con todo lo que se había chamuyado de la pelota parada, de virtudes y carencias)-. Por el lado del Barcelona, porque si bien poco después de los siete, Suárez dejó pintado un ratito a Balanta, a los 11 Barovero le sacaría un buen tiro por bajo a Messi -con Lionel parado en una posición similar a la mejor sacada de Trapito en el partido anterior-, a los 24 probaba tibiamente Dani Alves y a los 30 era Messi quien mandaba un libre directo cerca del palo izquierdo riverplatense; el conjunto español al menos, hasta que se dejen de joder y se independicen de una vez no transmitía la sensación de control que suele transmitir cuando juega mejor que su rival.

Los 11 iniciales del Barsa.

Claro está, hasta que a los mencionados 35 minutos, de una jugada rápida -de entre tantos apartados en los que esplende el conjunto pseudofrancés (?), destaca no sólo el juego a uno o dos toques (imaginar a Ponzio haciendo eso es más gracioso que la vuelta de Benny Hill) sino también la eficacia con la que juega rápido en situaciones donde muchos equipos (y River no es la excepción) se dedican a repostar– Lionel Messi controla el balón en la frontal del área. No hace la lógica -disparar-, sino que abre a derecha para el crecido Dani Alves, quien centra a segundo palo para la colocación de Neymar. El brasileño más marketinero de los dos (?) -nótese, en la repetición, como la defensa de River se mueve cuan Fenwick en 1986, por eso Ram Man Mercado (?) no llega a cubrirlo- devuelve al centro, donde el que inició la maniobra, ese que en La Plata llaman el putito espere el rebote, la acomode con el brazo -aunque, dado que quien esto firma vio la jugada en el replay, no criticará al referí por la no sanción- y defina al palo izquierdo de Barovero.

Y en los quince minutos posteriores -es decir, los últimos diez del primer tiempo y los primeros cinco del complemento-, fue donde se decidió el partido. Porque en Barcelona, la confianza empezó a superar a los nervios, lo que hizo al equipo soltarse -de hecho, en el minuto adicionado Suárez tuvo su primer ocasión clara-. Para el segundo tiempo, Gallardo decide meter mano audaz en el equipo; pone a Lucho Gonzalez por Ponzio -amonestado tardíamente y con riesgo constante de expulsión (aunque esa tardanza se compensó con la errática premura en la amonestación de Kranevitter)-, y a Gonzalo Piti Martínez por Mora -el cual, como venimos señalando, se pierde en el cambio de libreto ofensivo de River-. La apuesta parecía lógica, en un River que había terminado aproximándose mas por disparos externos, pero perdió sentido rápidamente, puesto que la presión inicial no puede complementarse con rápidos retrocesos si uno de los ingresados no tiene el estado físico exigido y el otro viene de bajada hace no menos de cuatro meses.

Don’t Dream It’s Over.

Así, a los 49 minutos, Busquets mete un buen pase ante una defensa adelantada, buscando habilitar a Luis Suárez y dejarlo cara a cara con Barovero. La defensa, obviamente, tiró el achique, pero si no pudiste con Wanchope Ábila hace unas semanas, menos te va a salir con quien hoy es el mejor centrodelantero del mundo. 2-0 -la pelota fue frenada por el arquero millonario, pero no alcanzó a evitar el tanto-. Ahí se acabó el partido. El técnico de River, perdido por perdido, puso a Driussi por Tabaré Viudez, en un movimiento THIS IS SPARTA y que terminó como el paso de las Termópilas (?) -o, ya que chamullaron con los samurais, como Katsumoto y Tom Cruise yendo de frente contra la ametralladora (?)-. Ahí el Barcelona pudo darse el lujo de jugar a la contra, mostrar la impotencia ofensiva del cuadro sudamericano -apenas un cabezazo alto de Alario y un tiro en el palo de Piti Martínez que fue al travesaño de Ortega lo que el sprint de Duncan antes de ser Furious D (?)-, y de paso meter el 3-0 -otra vez Luis Suárez, tras asistencia de Neymar, a los 68 minutos-. Si no hizo más goles fue por intervenciones puntuales defensivas, errores de los jugadores blaugranas, y sobre todo, porque Neymar jugó por momentos mas para joder a Mercado -o para la próxima publicidad de Nike (?)- que para meter de verdad su gol.

El 3-0.

Justísima victoria del Barcelona, que en general no desentonó respecto a anteriores actuaciones. Por el lado de River, varias reflexiones. En primer lugar, un saludo a los 15-20 mil gigolós del voyeurismo que demostraron, otra vez, que los banderazos son MUFA -con efecto retardado, pero eficaz (?)-. En segundo lugar, una derrota que encuentra a River jugando lo mejor posible, dentro de las posibilidades y antecedentes inmediatos del segundo semestre -algunos, como Balanta, incluso jugaron mejor y no hubo mayores responsabilidades en los goles recibidos-. Y en tercer lugar, será momento de reconstrucción, principalmente del mediocampo: al hiato existente en el sector izquierdo, se le agregan los exilios (?) de (me pongo de pié, si quieren pueden hacerlo ustedes) Kranevitter -al Atlético Madrid- y de Sánchez -al Monterrey- (me vuelvo a sentar, aunque adolorido). Habrá que ver que armará Gallardo, pero eso será tema de otro momento y de otros posts con los que robaremos durante el verano (?).

River: Marcelo Barovero; Gabriel Mercado, Jonathan Maidana, Eder Álvarez Balanta, Leonel Vangioni; Carlos Sanchez, Matías Kranevitter, Leonardo Ponzio (45′ Luis González), Tabaré Viudez (56′ Sebastián Driussi); Rodrigo Mora (45′ Gonzalo Martínez) y Lucas Alario. DT: Marcelo Gallardo.

Barcelona: Claudio Bravo; Dani Alves, Gerard Piqué, Javier Mascherano (81′ Thomas Vermaelen), Jordi Alba; Sergio Busquets, Iván Rakitic (67′ Sergi Roberto), Andrés Iniesta; Lionel Messi, Luis Suárez, Neymar (89′ Jeremy Mathieu). DT: Luis Enrique.

Árbitro: Alireza Faghani (Irán)

Estadio: Internacional de Yokohama, Japón.

Goles: Messi (35′ PT) y Suárez (4′ y 23′ ST)

Amonestados: Kranevitter (10′), Alba (16′), Ponzio (32′), Rakitic (43′), Neymar (61′), Sergi Roberto (72′). No hubo expulsiones.

Extras:

Del mejor del mundo al «Mundialito». Hipocresía madrileña.

Sin usar.

MUERTE.

Mientras Messi levanta a Barovero, pispea si hay alguna japonesa ferreable en la tribuna (?).

Shinkansen Osaka – Tokio (?).