Fútbol 1.0 – Super Sidekicks (1992)

Llegó el momento de meter las fichas metálicas en las ranuras de las maquinitas para darle vida a los mejores videojuegos de fútbol. El arcade que nos ocupa en este episodio da puntapié a una gran saga del balompie electrónico, donde aces, disparos de volea y arqueros de pelo largo ochentoso hacen su aparición.

Muchas familias tienen, además del barrio o pueblo donde residen, su lugar en la Costa Atlántica. Esa playa de medio pelo que conocen de memoria, en la cual ponen la sombrilla en el mismo montículo o alquilan la misma carpa del mismo balneario por décadas. Allí donde espaldas quemadas, damas bien bronceadas, choclos, churros y sanguches de mila mitad arena, mitad pan rallado conviven en armonía. Un oasis devaluado que sólo tiene vida por unos meses en el verano y después se transforma en un pueblo fantasma digno de las películas del viejo oeste yanqui.

Estas localidades bonaerenses tienen, por decreto de la vida (?), calles de tierra y playa con una sola de ellas asfaltada donde hay negocios clásicos: el restaurant con ceniceros de metal pegados a las mesas, la panadería de dos por dos, la panchería con salchichas del Metro 82 (?), puede que un cine de los años ’40 como lujo extra y, por supuesto, los videojuegos.

Los tres gatos locos que nunca iban a la playa pero se bronceaban frente al dulce fulgor de los videojuegos.

Estos antros electrónicos, abiertos las 24 horas, se llenaban de niños y pre-puberes por las horas de la noche y los días lluviosos. Por la mañana y la tarde quedaban desiertos, salvo por tres gatos locos que nunca lo abandonaban ni a 50 grados bajo sombra. Era un clásico pedir 20 fichitas por 5 pesos cuando la convertibilidad estaba entre nosotros. Lo manejaba generalmente un personaje siniestro, redondo de una extremidad a la otra, de baja estatura, camisa con cuatro botones desabrochados y con un pelo largo con tinturas de diferentes años. Como haciendo un homenaje a esos arqueros con melenas rockeras. Aquellos que podían ser el equivalente a Gene Simons levantando a las tribunas luego de una atajada espectacular, o bien ser simples Pomelos que nos arruinaran un partido con sus múltiples cagadas.

El encargado de los fichines de la Costa. Como Hugo de Lost pero mucho más sorete.

Se los podría denominar como los Salieris de Gatti. Eran seguros bajo los tres palos, algo bocones, jugando “la de Dios” demasiadas veces, mufas con tinturas a lo J*hnny All*n (?) y termos por naturaleza. C*rl*s F*rn*nd* N*v*rr* M*nt*y*, Germán Adrián Ramón Burgos,  Norberto Scoponi, Fabián «Teresa» Cancelarich, Angel David Comizzo, Eduardo Pereira  Germán Lux, Leo Franco o Gastón Sessa son los nombres que a uno se le vienen por la cabeza. Eran amados por sus hinchas y odiados por sus rivales, hasta había especialistas en putearlos solo a ellos. En el mundo de los videojuegos fueron soretes que atajaban todos los tiros y hasta los penales. Tanto en este mundo como en el otro eran dioses para la máquina y terribles hijos de puta que no tapaban ni un colchón cuando jugaban para nuestro equipo. Verdaderos ladrones de fichitas.

En esta sección hacemos el merecido homenaje al game pionero en dar protagonismo a los arqueros. También para desearle el peor de los infiernos a ese gordo de pelo largo que cortaba la luz a propósito para resetear los videojuegos y, balde en mano, vaciar las máquinas de fichitas.

SUPER SIDEKICKS
Arcade (1992)

La empresa SNK (Shin Nihon Kikaku, traducido como Nuevo Proyecto Japonés), potenciada por su propia consola de 16 bits Neo Geo, se hizo famosa por sus juegos de pelea (la serie King of Fighters con Ricardo Iorio Yagami + 10) y por el gran Metal Slug, el Contra de las maquinitas. Antes de esos éxitos, decidió incursionar en el mundo de los arcades de fútbol con Super Sidekicks. El nombre traducido es Super Compañeros, un nombre que en cualquier torneo de amigos que se precie sería catalogado al menos como P&C. En la tierra donde Godzilla hace de las suyas(?) fue conocido como Toukute Ou, o sea El Rey de los Goleadores. Una presentación con el clásico logo de Neo Geo, el estadio lleno y un delantero que remataba al estilo Super Campeones y vencía al arquero seguido de un locutor anunciando el juego como si fuera un programa de concursos de Berúgo Carámbula y su marciano chupatierra (?).

Para ganar la SNK CUP, se elige una de las 12 selecciones que estaban divididas en 2 grupos de 6 equipos, un claro ejemplo de que el coso de 30 equipos no es el único desastre organizativo. En este campeonato, había que enfrentarse, a modo de eliminatoria a partido único, con otros 7 equipos, incrementándose, obviamente, la dificultad, a medida que pasábamos de ronda. En semifinales normalmente tus rivales eran los mismos: Alemania e Italia por el grupo A, Argentina y Brasil por el grupo B. Ni siquiera existía la posibilidad de modificar la alineación inicial o la formación. SBEN diría el gran Horacio. No importan esos detalles. Super Sidekicks dejaba las cosas claras: los partidos de arcade debían ganarse jugando tiki tiki a la pelotita. Centro y adentro. Que le van a venir con la inteligencia táctica. Las claves de tuviera un éxito asegurado es que en los videojuegos se juega el fútbol que le gusta a la gente(?). Ojo que al parecer el fútbol virtual se estaba convirtiendo en un negocio al parecer. Las compañías de videojuegos divulgaban publicidad de sus productos y Super Sidekicks no era la excepción: en el partido bonus por ganar el certamen, había un partido final como premio ante la selección SNK, con los protagonistas de otros títulos. Pero como siempre dijo Pagani puteando a Arévalo o al Gordo Palacios como coresponde(?), hay que ganale a todos, viejo.

Il Nero Capo defendiendo la azurra.

En la zona A encontramos a Alemania y su capitán, orgullosamente rubio(?) al cual, cuando es seleccionado, su rostro se le transformaba como si gritara ordenes SS style(?). En su pose de presentación mira desafiante y bien plantado como para no comerse ningún chamuyo. El rostro italiano es la viva imagen del Negro Obdulio Varela. Hasta allí llega el parecido porque cuando es señalado para jugar sonríe de forma siniestra. En el detalle a cuerpo completo, con la clásica azurra, pareciera que reclamara desencajado a un árbitro que cobró cualquier cosa. Curiosamente lo presentan con un tono oscuro pero en el juego son casi todos rubios curiosidades del racismo ponja. España finalmente se salió con la suya y se disfrazó de Portugal a ver si Cristiano Ronaldo puede jugar con ellos, para deseo onanista de Marca. Su representante es una especie de Emilio Butragueño chino(?) que sonríe de forma sobradora y en posición de remate ofreciendo su botín hacia la pantalla. Japón, el colado local, viste de blanco y rojo con a un Nakata pasado de merca (miren el cuello para comprobarlo) como reprersentante, con una pierna ligeramente levantada y una expresión de haber conectado una patada de karate. Inglaterra, de rayas blancas y negras por fin le ponen el traje de presos a los piratas, tiene al típico jugador insípido que abre la boca como muppet de mala calidad cuando es el elegido por el jugador. Su presentación es pateando un tiro libre a lo Beckham. El último es el saltamuros mexicano con una nariz larga y vestido de amarillo a rayas rojas, algo peor que los piyamas de Stanley Ipkiss o las corbatas de Araujo y Macaya en Fútbol de Primera. Abre la boca como horrorizado ante la presencia de la policía antimigración(?). Su postura es como marcando hombre a hombre y perdiendo la posición como siempre.

Cuando el Burrito Ortega no cabeceaba arqueros.

El grupo B tiene a Argentina, por fín con su camiseta albiceléste tradicional, con su figura muy parecida al Burrito Ortega, mirando al costado con si dominara la pelota imaginaria y dispuesto a hacer un amague digno de Ariel Arnaldo. Hasta tiene el detalle de guiñarte un ojo cuando es eligido. Holanda, de naranja, tiene es su figura un rubio con raya al medio que mira en forma despectiva y que levanta la mirada al ser señalado, mostrando una pera gigante. El Johann Cruyff de bits(?), esta rematando con la pierna flexionada, un clásico movimiento del delantero. Brasil, con camiseta amarilla y puños azules, tiene una imagen pavorosa de su mejor jugador. Primero mira hacia abajo y ante el ruidito de aceptación abre su boca con una cara diabólica mientras simula un remate con violencia. Aún produce pesadillas a niños grandes con este pavoroso personaje. Francia con camiseta blanca y pantaloncito azul tiene como futbolista destacado a una persona de mirada seria y con cabello y cejas color dorado. Esa seriedad se pierde enseguida al verlo sonreir de manera estúpida frente a la cámara y, posteriormente, mostar la rodilla de forma muy amanerada. Estados Unidos utiliza una casaca igual a la de San Lorenzo, para orgullo de James Cheek, y un fiel representante del soldado con un culo(?) en la pera que mandan para conocer el mundo y bombardearlo. En su pose pareciera que esta picando ante un pase en profundidad mientras dispara a niños que confundió por terroristas. Finalmente los rojos de Corea mala del Sur, con un chirolita en forma de Jackie Chan que no le da para ser Bruce Lee. Su cuerpo parece festejar un gol imaginario, porque nunca llegaban al área en los mundiales de la época, agitando los dos puños.

Lujo tano. Mágicamente ahora es rubio. Tal vez sea el Ace  supersaiyayin (?).

Los gráficos incluían efectos de zoom en los laterales y corners mientras el locutor anunciaba enérgicamente cada interrupción del juego. La ambientación incluía ruidos de una cancha, o al menos sonaba cada dos por tres esa infame cornetita nipona que recordamos en cada Copa Intercontinental. Los estadios iban en concordancia con la musiquita que cambiaba según el campo de juego: primero con sol, segundo con lluvia y el tercero se jugaba de noche. Las melodías muy acorde a los montajes de las películas deportivas, machacaban el cerebro de adrenalina del jugador que deseaba romper todo cuando perdía y arrojarle piedras al dueño del local cada vez más superar el arco contrario. Estos efectos sonoros, cambios climatológicos, y demás alardes técnicos de SNK eran novedosos para la época. No obstante hay algunas detalles negativos. Primero la ausencia total de equipos africanos y jugadores de raza negra en todo el juego. Otra vez, esa fijación de los japos que hasta a sus superhéroes de otro planeta los preferían rubios. Los jugadores tuvieran poca diferencia física entre si y corrían con una joroba a lo Ortigozar y la pelota era gigante en relación a los piecitos de los futbolistas.

Entrando en el juego en sí, cada equipo disponía en su alineación de un crack, reconocido fácilmente con el rótulo de Ace blancura imposible de superar. Este jugador corría como un boludo más y tenía un disparo más acertado que el resto. Había que darle la pelota al que sabe de nuestro equipo y tener bien cortito a la figura del rival sino te pintaba la cara.

El extraño arquero de pelo largo nunca te salvaba.

Como todos los arcades de la época, se jugaba con la palanquita y dos botones mamarios. Cuando se tenía la pelota, el primero servía para el pase corto al compañero, donde la flechita celeste lo indicaba. El otro cumplía dos funciones: rechazar la pelota rápidamente o para tirar el pelotazo “salimos jugando” esperando el pique de un jugador en posición ofensiva. La otra utilidad se activaba con un cartel luminoso de SHOOT, señal para que el jugador rematara de media volea hacia el arco. Allí el Higuita de turno tapaba el remate dando rebote al medio para ser vencido en un segundo intento, esto en los primeros partidos. Posteriormente, la dificultad iría aumentando, por lo que se recurría a un viejo truco en los arcades futboleros y equipos ingleses antiguos que tanto gustaban en la otra página: centro por izquierda y palomita de Poy o chilena para inflar la red. Incluso había un lujo adicional para hacer una chilena incluso más espectacular. El jugador debía estar de espaldas al arco y, dejando presionado el botón de disparo, se elevaba la bochacon el pie, hacía jueguito con la rodilla y finalmente lanzaba la chilena de manera más esquinada. Ideal y con el bonus de no hacerte mierda la columna como en la vida real.

Se zarpa en P&C

Si estamos hablando de un jueguito electrónico de fútbol que se precie, la violencia debe ser permitida y hasta alentada. El principal problema es que el juego nunca dejaba elegir al jugador cuando tu equipo no tenía la pelota. Además, nuestro arquero, ese que cuando enfretás te ataja todo, nunca nos tapa una situación de riesgo. Como defensa ante estas injusticias, uno de los botones servía para tirarte a los pies del rival, que muchas veces realizaba un lujo dejando al defensor totalmente en ridículo. Para enfrentar esa osadía, el otro botón servía para pegarle un hombrazo o clavarle un codo y dejarlo tirado en el suelo para que aprenda(?). Muy pocas veces el árbitro cobraba foul, resultando en la queja muy de puto del jugador lastimado o bien motivado a meter un gol. Desde este espacio castigamos la primera acción y aplaudimos los huevos en la segunda animación.

Lo destacable son los festejos de los goles: el comentarista se enloquece al gritarlo y allí aparecen los diferentes animaciones: el jugador se arrojaba a su DT o al jugador de manera gay-friendly(?), daba un saltito con el puño apretado, se arrojaba a los fotógrafos de rodillas y alzaba su brazo con alegría, se ponía a rezar o bien hacía el clásico puñito-puñito (modo Paso a Paso off).

El sueño húmedo de los madridistas: España disfrazada de Portugal para jugar con Cristiano Ronaldo y Mourinho de DT.

El paso triunfador muestra la formación del equipo todos sonrientes ante cada victoria y te daba el mensaje WINNER para hacerte el banana (?). Si perdías aparecía el famoso CONTINUE con el conteo desde 9 hasta 0. si te atrevías a colocar una nueva ficha podías repetir los 3 minutos de suplicio o bien ir a la lotería entongada de los penales. Hagan la prueba y podrán comprabar ustedes mismos este fraude de la FIFA por parte de los mafiosos de SNK. Si lo acaban de hacer están totalmente al pedo al igual que este escriba(?), habrán notado que ya está digitado por parte del arcade quiénes erran y quienes fallan para la alegría con papelitos de colores y los golpes al suelo del portero o la frustración (fingida por supuesto) del jugador y festejo por parte del arquero. Todo para sacarte 25 centavos, cagones de mierda (?).

¿Se acuerdan que le ganamos alguna vez a Alemania por algo importante?

De esta manera terminamos uno de esos primeros videojuegos por los que valía la pena gastar unas fichitas. Hoy podemos encontrarlo en el MAME o en NEO GEO para revivir esas puteadas a los arqueros de pelo largo, ya sea por mandarse cagadas o por taparte un gol seguro.

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